Nov
14

MADRES SOLTERAS POR DECISION

Algunas veces me han preguntado si estoy a favor o en contra de las mujeres se conviertan en madres solteras por decisión propia, planificando y formando una familia sin más intervención masculina que la inicial e imprescindible. Yo no soy juez para juzgar este tipo de situaciones, sino que mi papel es más bien el de analizarlas.

En primer lugar, es llamativo que la maternidad en soltería por decisión propia sea una opción cada vez más común. Por un lado, en ello tiene que ver la mayor autonomía de la mujer con su incorporación al mundo laboral, y la desaparición de muchos tabúes tradicionales, lo que impedían antes tomar decisiones que tal vez hubieran tomado en otras condiciones. Pero al mismo tiempo, es una forma de dar la espalda al género masculino, cuando la compañía estable y permanente de un hombre ha sido siempre un anhelo natural e instintivo de la mujer desde que es niña. ¿Cómo interpretar esto? Obviamente, el género masculino decepciona bastante a la mujer, quien no tan fácilmente encuentra en él lo que espera, que es cierto soporte económico, atención, fidelidad, vida sana (sin vicios), y compartir realmente el proyecto común de criar a los hijos.

Las culturas occidentales, unas más que otras, han educado a los hombres en otra dirección, y ello es responsable en gran medida de que la mujer se frustre al no encontrar lo que espera en un hombre. Una mujer exigente se frustrará más fácilmente; la mayoría de las mujeres aceptarán no tener todo lo que esperan, aunque sí, al menos ciertos aspectos fundamentales. Sin embargo, aún así, no tan fácilmente lo encuentran y optan por no arriesgarse y renunciar a un hombre en su proyecto de vida. Quizá reciba algún comentario diciendo que las mujeres también decepcionan al hombre. También sucede, pero ese es otro tema. En todo caso, en lo que se refiere a la vida en familia, suele ser la actitud masculina la que más se aparta de la ideal para llevarla adelante con éxito.

Pero ahora viene el segundo punto: cómo afecta al hijo o hijos la condición de no haber una figura paterna. Bueno, esta es una situación demasiado común, particularmente en Latinoamérica, solo que habitualmente sucede por accidente. Es indudable la importancia de la aportación de la figura paterna, y no solo con los hijos varones. Los hijos de una familia normalmente integrada y funcional siempre tienen ventaja frente a cualquiera otros. Pero ello implica que el padre se involucre realmente en la familia, más allá de su papel de proveedor.

Cuando el modelo de padre falla, las condiciones para los hijos no son más favorables que las de hijos de madres solteras dedicadas a sus hijos, y de entre ellas, es más probable que aquellas que lo son de forma planificada y asumida están en mejores condiciones de asumir los dos roles, padre y madre, y llevar integralmente las riendas de la familia, que aquellas madres que lo son por accidente, o incluso por decisión inconsciente, que también hay muchas, porque cuando la decisión es consciente, hay una madurez, una responsabilidad asumida, y una capacidad de dedicación calculada: y a ese hijo, lo único que le va a faltar es un padre. Más desfavorable también suele ser la situación de los hijos de familias desintegradas o con fuertes disfunciones.

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