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EL CATARRO Y LA SALUD MENTAL

Siempre, y aún en estos tiempos, se ha subestimado la importancia de la salud mental. Mientras que la mayoría cuida su cuerpo con ejercicios y buena alimentación para evitar enfermedades, no siempre sucede lo mismo con la salud mental. Se trata de un aspecto que la mayoría tiene descuidado. Es muy simple, la gente no ve la salud mental como algo palpable, como sí ve a los catarros, la diabetes e incluso el cáncer, por ejemplo. Cuando se trata de la mente, parece que la concepción es distinta. Creen que eso de “ser locos” es algo lejano, ajeno. Eso les pasa a otros, no a uno mismo. Muy pocos son conscientes de que el cuidado de la salud mental que es algo del día a día, ya que, en definitiva, todo afecta la salud mental.

Quizás no le dediquemos demasiada importancia a situaciones cotidianas que van minando nuestra mente. No dormir bien es una de ellas. Lo mismo  si la vecina nos hizo mala cara, se nos quemó la comida o nos tocó viajar apretado en el bus. Afecta si nos robaron algo, si el jefe nos regañó, si nuestro hijo no va bien en la escuela y se porta mal. También le pasa a los adolescentes con experiencias para ellos  traumáticas, como cuando le salen barros, lo cacharon copiando o no es aceptado por el “bicho” o “bicha” que le gusta.

Todo influye en nuestra salud mental. De niños, cuando tienen que dejar de tomar pacha,  Cuando los padres los malacostumbran a los brazos para dormirlos, o peor aun los duermen dando vueltas  en el carro, pues de otra forma no lo logran; cuando no desean prestar un juguete; o la resistencia inicial a ir al kinder. En los adultos, peligros inminentes como la falta de trabajo, el alto costo de la vida, la inseguridad ciudadana, la frustración por los políticos y corrupción. Todo eso, de algún modo, contamina nuestra mente. Yo, personalmente, siempre comparo a la salud mental con el catarro, porque va y viene. No es algo constante, aparece y desaparece. Es como la salud general de nuestro organismo…. a veces mejor, otras peor.

El primer paso es tomar conciencia del tema, porque se trata de algo que se puede prevenir y también tratar, dependiendo de los casos. Si se tratan adecuadamente todas estas “pequeñeces” evitaremos que eso se vuelva un complicado marasmo mental difícil de desenredar. Como toda enfermedad, las dificultades de nuestra mente tienen su tratamiento. Si usted tiene catarro, toma aunque sea una aspirina. Si tiene un problema, puede desde hablarlo o escribirlo en una nota. Se le puede  hacer  frente con relajación, ejercicio -existe una gran variedad de técnicas- o decidir buscar ayuda profesional.

Es probable que mucha gente sufra de trastornos mentales y no se dé cuenta. Otros, sin embargo, no desean “darse cuenta”. A nadie le gusta tener a alguien así en la familia, así que es mejor mirar para otro lado para no ahuyentar a las amistades. Así como uno puede admitir públicamente que tiene catarro, neumonía o diabetes -algunos hasta presumen de ello-, cuando se trata de salud mental la tendencia es siempre a ocultarla o negarla.

Esto es una  reacción lógica, ya que es poco lo que se divulga de este tipo de problemas y a veces hay malinformación. Se ve como tabú, como algo negativo y no hay espacio para la prevención. Hay varios casos emblemáticos que nos pueden ayudar a entender los riesgos en la salud mental. Uno de ellos puede ser el de la cantante británica Amy Winehouse, que padecía un trastorno bipolar y que murió a los 27 años, víctima de un colapso por el síndrome de abstinencia.

Así como ella, muchos cantantes de rock se acabaron suicidando o murieron por sobredosis. Pudieran pensar que eso tiene relación con las drogas y no con la salud mental. No es correcto. Cuando se abusa de las drogas sabiendo el daño que nos está causando es un síntoma claro de daño en la salud mental. Es muy común que las drogas sean el refugio para olvidarse de los problemas que están dañando nuestra salud mental. En la vida cotidiana, hay tantos que mueren de forma “confusa”, por decirlo de algún modo, y que en el fondo tienen una relación con la salud mental deteriorada. Lo mejor, ante el menor síntoma, es acudir a los especialistas; para eso están. Porque como en toda enfermedad, cuando antes se diagnostique, mucho más fácil será combatirla.

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