May
10

CONSECUENCIAS DEL ABUSO INFANTO-JUVENIL

Recientemente todos los medios de comunicación se han hecho eco del caso de un latino, en Estados Unidos, que mantuvo secuestradas a tres jóvenes durante diez años, sometiéndolas a vejaciones y abusos de todo tipo; sobre todo sexual. No era difícil asumir que este señor, a su vez, estuvo sometido a abusos en su niñez o adolescencia. Efectivamente, se han encontrado pruebas de que así fue.

En general, el niño o adolescente que es abusado por un familiar suele quedar atrapado entre el afecto y la lealtad debidos a esa persona, y la inconveniencia del abuso de que es objeto. En muchos casos, es también objeto de amenazas para que no diga nada; otras veces, tanto más fácilmente cuanto menos es el niño, es convencido por el agresor de que eso es una muestra normal de cariño. A todo ello se agrega el posible temor a la ira y vergüenza de los padres cuando el agresor no está entre ellos, la vergüenza propia cuando el agresor es el padre, y la sensación de impotencia cuando existe complicidad de la madre, lo que le provoca permanecer sufriendo en silencio su humillación.

Algunos niños que han sido abusados sexualmente se convertirán en adultos que abusen de otras personas, niños o adolescentes sobre todo. Muchas niñas abusadas se prostituirán. Cuando el abuso ha sido prolongado, la pérdida de autoestima llega a tal grado que jamás se recuperará; por el contrario, se convertirá en víctima de un cúmulo de circunstancias, a veces también relacionadas con la sexualidad, que le impedirán disfrutar una vida normal. La sensación de que no vale nada, y una perspectiva anormal de la sexualidad le acompañarán permanentemente, pudiendo contemplar el suicidio como única solución. El protagonista de esta reciente historia se declara a sí mismo como “un depredador sexual”.

Externamente, indicios de que un menor es abusado podrían ser las pesadillas, depresión, aislamiento, llanto injustificado, negación a asistir a la escuela, etc. El comportamiento sexual posterior del niño abusado probablemente tomará uno de dos caminos opuestos entre sí, y ambos anormales; o bien mostrará un interés desmedido entorno al sexo, como que la vida girase exclusivamente alrededor de él; o bien sufrirá fobia al tema de la sexualidad, que se manifestará en evitación de todo contacto con el aspecto sexual, y miedo, rechazo y odio al sexo opuesto. Podrá ser, por otro lado, una persona aparentemente normal en su vida laboral y social, como sucedía con este hombre; pero guardando un lado muy oscuro del que nadie sospecha.

 

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