Actualmente, es cada vez más común en las parejas que ella sea mayor que él, y ello no deja de ser visto con cierta extrañeza, especialmente por generaciones ya “mayorcitas”. Sin embargo, no hay nada de raro; una cosa es que la mujer sea mayor que el hombre, y otra que lo sea por una gran diferencia de edad. Respecto a lo primero, no hay absolutamente ningún inconveniente; es tan normal como que el hombre sea mayor; de hecho, uno de los dos tiene que ser mayor que el otro.
Lo que sucede es que tradicionalmente era el hombre el que solía ser mayor, a menudo con gran diferencia. Eso no era más que una consecuencia de una serie de patrones culturales que parecían juntarse para inducir tal circunstancia: En primer lugar, la cultura exigía a la mujer ser virgen, y al hombre experimentado, y hasta aburrido de experimentar y con deseos de sentar cabeza. En segundo lugar, la cultura asignaba al hombre la responsabilidad de buscar una posición para sostener la familia, mientras que limitaba a la mujer a un papel secundario y pasivo, alejado del mundo laboral, y en espera únicamente de que alguien se fijase en ella. En tercer lugar, existe un factor psicobiológico, y es que desde la adolescencia y primera juventud la mujer madura antes que el hombre. Con todas estas circunstancias, era lógico que si el hombre tenía menos de 30 años se considerase una “víctima atrapada”, y a la mujer con más de 20 y sin pareja, una “quedada”.
Hoy día, con la incorporación de la mujer al mundo laboral y profesional es lógico que las cosas estén cambiando, y la igualdad en las edades no es más que una lógica consecuencia de la igualdad que se va alcanzando entre hombre y mujer a todo nivel.
Otra cosa diferente es que la mujer tenga una edad muy superior a la del hombre (más de 10 años, por ejemplo). No es que tenga ventajas ni inconvenientes necesariamente. Lo que sucede normalmente es que la persona va evolucionando a lo largo de su vida, atravesando por diferentes etapas, en las cuales va cambiando su forma de pensar, de sentir, sus expectativas, sus ilusiones, su madurez, su energía, su cansancio, sus gustos, incluso su atractivo físico, etc. Ello da más posibilidades de adaptación mutua a dos personas de parecida edad, mientras que si su diferencia de edad es grande, probablemente habrá menos cosas que compartir.
Pero eso es lo mismo tanto si la mujer es mayor, como si lo es el hombre. En la cultura tradicional, el que lo fuera el hombre no era inconveniente, y estaba bien visto, porque, por lo expuesto anteriormente, era consecuencia de esa misma cultura, y porque la posible incompatibilidad no era problema: cada quien tenía bien establecido cual era su rol en el matrimonio, y la compatibilidad no era algo importante; era la mujer la que debía adaptarse y resignarse. Actualmente las circunstancias van cambiando, y por eso sucede cada vez más que la mujer sea mayor, sin embargo, la cultura mantiene cierta inercia y por ello aún no termina de verse bien. Pero eso irá cambiando poco a poco. La cultura siempre va por detrás, y tiende a conservarse por inercia; y sólo cambia lentamente, y obligada por las circunstancias de la vida real.
Este articulo esta muy bueno y lojico, especialmente con la variedad de edades. Es interesante saber que la mechanica social de las parejas, sean de el mismo sexo o diferente sexo, funciona igual. Muchas gracias, Dra. Burgos.
me parece muy interesante la lectura de su articulo soy mexicano pero en casa mis padres me enseñaron a no ser machista y valorar y respetar a mi pareja yo soy mayor que ella por catorce años y mi relación va viento en popa tengo dos hijas y me case ya grande y es diferente la forma de ver la vida cuando uno es un poco maduro
Lo felicito. Si la diferencia de edad no es problema, adelante. Sí, la madurez da otro punto de vista.