El Ministerio de Educación desde hace años, ya incluye la educación ambiental en el currículum escolar. No obstante, lo positivo de la iniciativa puede no llegar a tener el éxito deseado si no encuentra eco en el ambiente familiar, pues éste es, en definitiva, el modelo fundamental para los hijos. Este es un tema en el que si nosotros no estamos educados, probablemente serán nuestros propios hijos los que podrían educarnos, siempre que nos mostremos receptivos a ello, pero como para estar receptivo hay tener una mínima conciencia del problema, enfocaremos estos párrafos a tratar de despertar esa mínima conciencia que nos permita empezar a educar a los hijos más pequeños, para dejar que ellos nos eduquen a nosotros con mayor profundidad después, cuando vayan creciendo y conociendo más del tema.
La naturaleza; en definitiva todo el planeta, es como la gran casa que es de todos y en la que todos vivimos. Tal vez por ser tan grande y por no ser privada no la consideramos como nuestra, sino que tenemos una visión muy limitada y exclusiva de lo que nos pertenece; PERO LA TIERRA ES NUESTRA GRAN CASA. De una forma directa o indirecta todo lo que consumimos lo sacamos de la naturaleza; TODO. Tal vez por ser la naturaleza tan grande pensamos que lo que sacamos de ella nunca se va a agotar; pero ese es un gran error; algunos recursos se agotan irremediablemente, como el petróleo; otros, como los árboles, pueden y deben reponerse, porque si no, también se agotan. Y los árboles no son sólo esas cosas que dan sombra y algún fruto, y que a veces adornan y a veces estorban; sin ellos el oxígeno que respiramos también se agota. Además, los árboles permiten retener el agua que bebemos y el suelo que nos sostiene y nos da los alimentos.
Por otro lado, prácticamente todo lo que consumimos, directa o indirectamente produce residuos de muchos tipos, desde orina y heces, hasta basuras, humos, y otras sustancias tóxicas. ¿Y dónde van los residuos? Todos los residuos terminan de nuevo en la naturaleza, aun cuando se depositen en un inodoro o en un basurero; contaminando tierra, agua y aire. Entonces, el problema ya no es solo que los recursos que nos permiten vivir se agotan, sino que los pocos que quedan se van envenenando; tanto más cuanto más artificiales son las cosas que producimos y consumimos.
Pero muchos de estos residuos pueden depurarse degradarse o reciclarse, y al hacerlo, además de no ensuciar el ambiente, permiten ahorrar o generar nuevos recursos. Es fundamental comprender que absolutamente todo en la naturaleza funciona en base a ciclos que permanentemente se renuevan. Nosotros somos parte de esa naturaleza y debemos funcionar en armonía con ella. Si rompemos el sistema, muere la naturaleza, y morimos nosotros. Sí, un poquito hay que invertir, como en el mantenimiento de cualquier casa. Pero de no hacerlo, nuestra casa se pierde.
Algunas claves para educar a nuestros hijos y a nosotros mismos pueden ser:
• No malgastar el papel ni desperdiciar el agua.
• No tirar residuos en cualquier parte.
• Preferir los productos más naturales posibles.
• Preferir productos cuyos procesos de elaboración sean procesos limpios.
• Preferir productos que generen pocos residuos, o que éstos sean biodegradables o reciclables.
• Preferir productos elaborados con materiales reciclados.
• Exigirse y exigir la depuración de nuestras aguas residuales.
• Respetar siempre cualquier cosa que está a nuestro alrededor.