Los modelos sociales que imperan actualmente, algunos de los cuales se apuntaban en el blog anterior, son generadores de violencia, y a nivel familiar no podemos hacer nada por cambiarlos a corto plazo; lo que sí podemos es hacer inmunizar a nuestros hijos, y a nosotros mismos, contra sus aspectos negativos, especialmente el referente a la agresividad que tienden a provocar, que es lo que nos ocupa. Si desde el plano familiar no se actúa, será el medio social el que modele a los hijos, probablemente no de la forma más adecuada. Por todo ello, y considerando las causas de agresividad señaladas en el blog anterior, conviene tomar en cuenta las siguientes observaciones:
- Puesto que pretendemos educar en contra de la agresividad y la violencia, tomemos la SERENIDAD como un valor fundamental, recuperemos los valores tradicionales, y tratemos de descartar, en la medida de lo posible, los actuales,
- Seamos nosotros mismos, actuemos más en conciencia y menos de acuerdo a como nos tratan de dirigir otros, siempre movidos por intereses. Nos convencen de que debemos tener y consumir muchísimas cosas y marcas que ni siquiera necesitamos; Nos dicen qué comportamiento sexual debemos tener, la imagen que debemos ofrecer, el rol que debemos jugar. Decidamos nosotros mismos.
- El dinero no es un fin, sino simplemente un medio. Una buena preparación es suficiente para proporcionarnos los medios económicos que en verdad necesitamos. No nos preocupemos tanto por lo que realmente no necesitamos.
- Procuremos, en cambio, una buena educación académica para los hijos, así como la educación adecuada de las cualidades que les servirán para integrarse armoniosamente a la sociedad: valentía, decisión, seguridad, claridad… El saberse ampliamente capaces les generará alta autoestima
- Calidad de tiempo a los hijos. No es tan conveniente dedicarles mucho tiempo en la medida que van creciendo. Ellos deben aprender a tener su vida independiente. Es suficiente un par de ratitos al día, pero que no queden vacíos. Deben prodigarse las manifestaciones afectivas y debe platicarse mucho con ellos, de forma clara y abierta sobre todos estos aspectos y cualquiera otro.
- El tratar de que los hijos asimilen un adecuado modelo educativo no es incompatible con el conocimiento del modelo social imperante. No se les puede cerrar los ojos a la realidad de dicho modelo; al contrario, deben conocerlo bien para adaptarse a él y para, incluso defenderse de él en caso necesario. Si han asimilado bien el modelo familiar cualquiera que sea el modelo social no ejercerá demasiada influencia en ellos.
- Para implementar un modelo educativo familiar adecuado, hay que estar consciente de su importancia. Los mensajes deben ser claros y coherentes. No hay nada que desubique más que la ambivalencia.
- Descartemos siempre el maltrato físico o verbal a los hijos y animemos y valoremos en su justa medida su trabajo efectivo, su verdadero esfuerzo.
- De la misma forma que a ciertas edades debe hacerse un chequeo médico, también es recomendable, si se tienen dudas en el modelo educativo familiar, o en la evolución de los hijos, someterse a la evaluación de un profesional, que detectará posibles anomalías y hará las orientaciones oportunas.