En la consulta externa de psiquiatría de un hospital público infantil una psiquiatra recibía a una paciente, ya en plena pubertad, que iba acompañada de su padre. Ante el comentario inocente y cordial de la doctora sobre lo bonita que estaba la joven, el padre comentó con naturalidad: «Sí, ya me la voy a…». Y ante la perplejidad de la profesional, el padre añadió: «Si de todos modos otro lo va a hacer, prefiero ser yo el primero».
Esta situación puede parecer monstruosa y dejar con la boca abierta a muchos, pero es bastante común en ciertos sectores sociales de latinoamérica. Quizá no sea tan común exteriorizarlo abiertamente en un hospital, pero la naturalidad con que sucedió da a entender que es una situación que se ve con cierta naturalidad en la subcultura de estos sectores sociales.
Se reportan bastantes casos de abuso sexual a niños o adolescentes, pero el número de casos que no se reportan es infinitamente mayor, ya que los niños tienen miedo de decirle a alguien lo que les pasó, y el proceso legal de verificar los informes es difícil.
El abuso sexual a los niños suele ocurrir en la familia, a manos de un padre, un padrastro, hermano u otro pariente; o fuera de la casa, por ejemplo, por un amigo, la persona que lo cuida, un vecino, o un maestro. Cuando se trata del padre o padrastro, muchas veces cuenta con la complicidad de la propia madre de la niña (o niño), quien calla por temor a perder a su pareja en parte, y en parte también por la relativa naturalidad con la que se acepta dicha situación.
El niño que conoce y aprecia al que lo abusa se siente atrapado entre el afecto o la lealtad que siente hacia esa persona y el conocimiento de que estas actividades sexuales son terriblemente malas.
Si el niño trata de romper con las relaciones sexuales, el que lo abusa puede amenazarlo mediante la violencia o negándole su afecto. Cuando los abusos sexuales ocurren en la familia, el niño puede tenerle miedo a la ira, los celos o la vergüenza de otros miembros de la familia, o quizás puede temer que la familia se desintegre si él descubre el secreto.
Cuando el abuso sexual ha ocurrido, el niño desarrolla una variedad de pensamientos e ideas angustiantes, y el daño emocional y psicológico a largo plazo (incluso toda la vida) puede ser devastador. El niño que es víctima de abuso sexual prolongado, usualmente desarrolla una pérdida de auto-estima, tiene la sensación de que no vale nada y adquiere una perspectiva anormal de la sexualidad. El niño puede volverse muy retraído, perder la confianza en todos los adultos y puede hasta llegar a considerar el suicidio.
Algunos niños que han sido abusados sexualmente tienen dificultad para establecer relaciones con otras personas a menos que estas relaciones tengan una base sexual. Muchos se convertirán en adultos que abusan de otros niños, o se darán a la prostitución, o tendrán otros problemas más serios cuando llegan a ser adultos, y volverán a ver con naturalidad la situación.
muy interesante el articulo
El compromiso como integrantes de la famila, debe ser mas atento a los signos de alarma, el silencio de los ninos y las reacciones de estos ante las personas
ES MUY IMPORTANTE TRATAR DE SACAR SEGUIDO ESTE TEMA …PORQUE ES A DIARIO QUE MUCHOS NIÑOS SON ABUSADOS SEXUALMENTE Y LO MAS DOLOROSO ES QUE SEA ALGUIEN QUE ELLOS HAN QUERIDO MUCHO Y QUE HAN CONFIADO EN ELLOS …Y LOS TRAUMAS SON PARA SIEMPRE….ESTOS TEMAS SIENTO QUE SON TEMAS DEL DIARIO VIVIR. Y ADEMAS CONOCER SIEMPRE BIEN AL NINO Y ANTE CUALQUIER CAMBIO ESTAR MUY ALERTAS,Y SABER CREER EN ELLOS CUANDO DIGAN ALGO SOBRE ALGUIEN….GRACIAS!!!