Jul
18

LA CALIDAD DEL ESTUDIANTE

Desde hace ya años que se viene detectando una disminución de la calidad de los estudiantes que acceden a la educación superior. Se ha apuntado, como causa, a la disminución del bachillerato a dos años, y a la consiguiente inmadurez presentada por los alumnos al ser un año más jóvenes. Sin embargo, en alguna ocasión ya he señalado que hay otras causas más profundas y extraacadémicas.

Efectivamente, los síntomas detectados, entre otros, son: indolencia, irresponsabilidad, despreocupación, desmotivación  hacia el trabajo y el esfuerzo, escasa capacidad de pensamiento, escasa iniciativa, escasa capacidad analítica, escasa capacidad crítica, conformismo, pobres conocimientos generales básicos, pobres conocimientos específicos básicos, deficiente capacidad de expresión, mala ortografía y redacción, etc.

Todo eso no es sólo consecuencia de un año de bachillerato perdido; todo eso es también consecuencia de múltiples y complejos factores que en los últimos tiempos son cada vez más palpables. En los niveles básicos, lo positivo de las modernas técnicas para el aprendizaje fácil se ve ensombrecido por el error de descartar el concepto de esfuerzo. El tipo de presión que se ejercía antiguamente sobre el alumno, y que tal vez era equivocado, en vez de buscar formas más adecuadas, simplemente está desapareciendo.

A bastantes alumnos se les pasa de grado sin verdadero mérito, para no deteriorar su autoestima. Cada vez es más evidente la sobreprotección, el exceso de consentimiento y de facilidades que se da a los hijos. La falta de conciencia del verdadero valor que tiene el aprendizaje y el conocimiento; hoy día hay valores mucho más importantes que ese: el sexo, el consumismo, y todo lo que la atroz presión comercial impone. Los juguetes de los niños juegan solos; el niño se acostumbra a ser mero espectador y empieza a rechazar los juegos en los que tenga que aportar algo de sí excepto algunos, como los audiovisuales, en los que desarrollan algunas destrezas de dudosa o limitada utilidad, y tienden a generar dependencia.

Los medios audiovisuales ganan la batalla sobre los libros; La información que necesitan cada vez más la obtienen a través de una pantalla con sólo apretar un botón; ya no necesitan leer, y no sólo no enriquecen su capacidad de expresión, redacción y su ortografía; sino que tampoco la valoran. Y si algo necesitan leer para hacer sus tareas, descubren estrategias que lo evitan, como lo de simplemente copiar y pegar la información.

Los profesores lo saben perfectamente, pero no es mucho lo que pueden hacer; están atados de manos. Es tarea de los padres tomar verdadera conciencia del problema y ejercer un mayor control sobre la forma en que nuestros hijos se educan. No nos engañemos; la educación de nuestros hijos es nuestra entera responsabilidad como padres; no es responsabilidad de los centros educativos. Estos son simplemente el medio que nos ayuda.

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