La depresión es un tema que se convierte en actualidad de forma recurrente cada vez que se descubre que algún personaje famoso la sufre, o, en los peores casos, cuando las noticias anuncian el suicidio de un personaje famoso, y entre las circunstancias paralelas que envuelven el caso, el protagonista sufría de depresión. Ha sucedido recientemente con la muerte del actor Robin Williams. A raíz de este caso, he podido escuchar o leer similares comentarios a los que leído y escuchado muchas otras veces en similares circunstancias, tales como: “Debió acercarse más a Dios”, o “A mi también me pasaba y me curé acercándome a Dios”.
Quienes hacen este tipo de comentarios ponen de manifiesto una fe en Dios tan grande como su desconocimiento sobre lo que es una depresión, una profunda depresión, sus consecuencias, y su forma de manejarla. Y no es que esté mal tener una gran fe en Dios, por supuesto; lo que no se debe es mezclar cosas que no tienen nada que ver. Al César lo que es del César, a Dios lo que es de Dios, y a los especialistas en salud mental, lo que les compete a ellos. Debo abogar porque cada quien tenga su lugar, porque, de lo contrario, creo que sería demasiado frustrante para mí, y para otros profesionales de la salud mental reconocer que hemos dedicado tantos años de esfuerzo a estudiar, entre otras cosas, algo que tenía una solución tan al alcance de la mano. Suena tan surrealista como las más surrealistas historias de Chespirito.
Una depresión profunda es algo muy serio; muy muy serio. Casi tan serio como un terremoto ante el que los geólogos más expertos, poco o nada pueden hacer. El señor Robin Williams padecía de depresión profunda y estaba siendo tratado profesionalmente, y aún así, no se pudo hacer nada. Hay quien dice que más que por la depresión fue por las drogas y el alcohol. Yo no sé la verdad, pero ¿no será más bien al revés, que las drogas y el alcohol trataron de ser refugio o medicina para la depresión?
¿Y si se hubiera acercado a Dios? Eso tampoco se puede saber. Lo que sí se puede saber, porque los especialistas lo hemos visto casi a diario, es que hay personas que pasan por un periodo transitorio de “bajón” (que no depresión, es muy distinto), “se acercan a Dios”, y milagrosamente ya están curados; otras personas que sufren de una depresión más fuerte, “se acercan a Dios”, y sostienen que Dios les ha curado, aun cuando es obvio, y más para un especialista, que están tratando de enmascarar su depresión escondiéndose detrás de Dios. Y hay incluso quienes, aún habiéndose “acercado a Dios”, y habiéndolo usado para enmascarar su problema, han tenido el mismo final que el señor Robin Williams.
Si se toman la molestia de buscar en Google (disculpen el sesgo, es el que yo uso, pero pueden buscar en cualquier buscador de internet), encontrarán muchísimás más ofertas de soluciones a la depresión por parte de líderes religiosos, poniendo a Dios como herramienta, que de profesionales de la salud mental poniendo su conocimiento y experiencia como herramienta. Tal vez sea una forma de reconocer, por parte de los profesionales de la salud mental, que tienen la batalla perdida frente a los líderes religiosos por la conquista de los clientes, pese a que ellos, como tales, jamás estudiaron nada sobre la depresión.
Pero parece que el conocimiento y la experiencia no tienen nada que hacer frente a Dios, porque “Dios lo puede todo”, y los profesionales, por mucho conocimiento y experiencia, que tengan, no son más que humanos. De modo, que los profesionales nos resignamos a no ser representantes más que de nosotros mismos, y a agradecer a quien confía en nosotros y piensa que los milagros no existen, que, generalmente, hay que hacer algún esfuerzo para conseguir resultados, y que lo más cerca que estamos de Dios es confiando en la capacidad que Dios le ha dado al ser humano para investigar, para aprender, y para poner los conocimientos adquiridos al servicio de los demás seres humanos.
Creo que la frase «acercarse a Dios», está muy mal interpretada. Antes de proseguir con lo que pretendo decir intenten responder simplemente a esta pregunta:
¿Que es acercarse a Dios?, ¿que te han dicho o que entiendes que es esto?… piénsalo unos segundos.
-Ir todos los domingo a misa… ¿es esto acercarse a Dios?
-Rezar uno o mas Rosarios todos los días… ¿es esto acercarse a Dios?
-Ingresar a comunidades Católicas/Evangélicas o a grupos religiosos… ¿es esto acercarse a Dios?
-Sentarse a leer la Biblia todos los días… ¿es esto acercarse a Dios?
Un problema en el Cristianismo en los tiempo presentes es que existe un notable estereotipo de lo que es «ser cristiano» y el «acercamiento a Dios», una percepción generalizada en la sociedad y en los medios, que parece tan simplona y sencilla que muchos la aceptan como la mejor actitud que debe tener un cristiano. Las imágenes del cristianismo usualmente nos llegan por series de TV, películas de cine antes que la verdadera práctica de la vida cristiana, y es por ello que el mismo Papa Francisco ha publicado el «Evangelii Gaudium», un breve pero crucial libro que bien puede ser del desagrado de muchos cristianos porque tumba aquellos estereotipos del cristianismo tan difundidos o adoptados por las mismas comunidades cristianas.
Sin querer irme por tangentes, lo que pretendo comentar sobre el tema «Acercarse a Dios», en la sociedad y en las mismas comunidades cristianas es una frase idealizada/utópica antes que realista. El pensar que «acercarse a Dios», es una acción que se consigue únicamente en un(a) iglesia/templo/rito/comunidad relativa a una actividad religiosa, en mi opinión es una visión no solo limitada sino que errada.
No podemos limitar la ominpresencia de Dios, cuando decimos que está en todas partes debemos entender que está EN TODAS partes, incluso en las que quizás no nos agraden. Tampoco se le puede excluir con un «al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios», la frase no es tan simple como parece ni pretende excluir a Dios, como que si Dios para unas cosas existe y para otra no, nada mas lejos de la realidad, sino mas bien una diferencia entre las obligaciones humanas y las obligaciones espirituales, pero sin excluir a Dios en ninguna de ellas, así de simple.
Tristemente el cristianismo de hoy, en una buena parte, parece un cristianismo de comics, de panfleto o brochure, relleno de interpretaciones «a la carta» que favorecen actitudes donde Dios parece mas el genio de la lámpara de Aladino, una cosa heterea que anda por ahí que castiga y condena o un viejito en una nube con morales contradictorias sobre «como» nos ama.
«Acercarse a Dios» es un camino, una labor que no representa en ningún momento un acercamiento espacial definido con algo o alguien, sino (posiblemente en mi opinión) mas bien la adopción de un proceso con variables y matices que en muchos casos no son fáciles de comprender en nuestras escalas de valores, de ahí que sea algo que requiere un esfuerzo particular y que es distinto para cada quien.
Un saludo.
Estimado Salvador, supongo que cada quien puede interpretar de diferente manera lo de «acercarse a Dios»; es una cuestión de fe, y la fe es libre. No es mi intención profundizar sobre eso en este blog. Yo solo soy profesional de la salud mental, y por tanto, suficientemente competente en un tema como la depresión como para despegarla de la fe. Y no es no no exista ningún papel para la fe al tratar de curar una depresión, que, por supuesto, también lo hay. Lo que trato de decir es que no es simplemente una cuestión de fe, así sin más, como quieren hacer ver los que tratan de vender esa idea.