Sep
11

La difícil compatibilidad

En el anterior blog https://dramendozaburgos.com/blog/familia-crisis-institucional/ planteaba la situación de crisis en que se encuentra la familia como institución social, y señalaba como una de las causas a la mayor conciencia que tienen las nuevas generaciones sobre la escasa preparación que sienten para afrontar el reto. Pero apuntaba también al creciente interés que existe por otro tipo de retos para los cuales, normalmente, la familia puede representar un lastre, un compromiso que nos frena.

Efectivamente, ahondando un poquito más en ello, encontramos que paralelamente al interés decreciente en formar familias, existe un interés creciente en retos de tipo más individual y material. El joven actual es cada vez más individualista y materialista, y aunque, como mencionábamos, la idea de la familia estructurada y funcional no desagrada a nadie, tampoco es algo que enamore a las nuevas generaciones como enamoran los principales valores actuales, tales como el dinero, el poder, el sexo, el éxito profesional y social, el lujo, etc. Muchos jóvenes consideran que esto es lo que realmente desean, y que el compromiso que supone una familia sería un gran obstáculo para lograrlo.

¿Y por qué estos nuevos valores son cada vez más atractivos y tienden a desplazar el valor fundamental que tenía antes la familia, o tienden a frenarla o a romperla? Los medios de comunicación tienen mucho que ver en ello. La imagen que suelen presentarnos de la persona exitosa es precisamente la imagen de la persona poderosa y exitosa social y profesionalmente, con dinero, y promiscua a más no poder, quien, además, no tiene muchos reparos en hacer lo que sea para conseguirlo. Nunca nos presentan como alguien exitoso a aquella persona que logra formar una familia bien estructurada y funcional. Y puede que la persona exitosa tenga también una familia funcional, pero si es exitosa no será por eso, por supuesto.

Veamos, para hacer dinero (limpiamente, se entiende) suele necesitarse bastante dedicación y esfuerzo, en muchas formas, pero, definitivamente, ello no permite brindar a la familia la debida dedicación. Y, además, el dinero permite más lujos para uno mismo cuando no hay que compartirlo con una familia. Algo parecido sucede con el éxito social y profesional; frecuentemente requiere de una dedicación y de situaciones que no son tan fácilmente compatibles con la vida familiar. Con respecto al poder, lo mismo; a fin de cuentas, el poder suele venir como consecuencia del dinero y del éxito social y profesional. Y ni hablar del sexo; el valor de la promiscuidad es absolutamente incompatible con la requerida fidelidad conyugal.

Aparentemente, estos valores lo buscan bastante más los varones, mientras que las mujeres, en su mayoría siguen deseando un matrimonio y una familia; pero esto es equívoco, puesto que el modelo de hombre que cada vez más tienden a buscar ellas es precisamente ese, el hombre exitoso, o sea, que los valores son similares, y el deseo de familia por parte de ellas pretende en alguna medida ser partícipe de ese éxito. En definitiva, parece que hay cierta incompatibilidad entre éxito y familia; y aunque pueden encontrarse numerosos casos que demuestran que la compatibilidad es posible, creo que son bastantes más los casos que parecen confirmar que, si existe, es bastante difícil, o no la saben encontrar.

Pero eso es según el concepto de éxito que estemos manejando. Yo creo que el concepto de éxito que deberíamos manejar es el de éxito personal. ¿Y qué es el éxito personal? ¿Acaso no es el éxito social o profesional? No, para nada. El éxito personal es algo tan simple como conseguir ser feliz, que es lo que, en el fondo, todos perseguimos; así de sencillo. El éxito social y profesional son caminos a través de los cuales se busca la felicidad; y en algunos casos se encuentra; pero en la mayoría se fracasa (qué contradicción eso de fracasar a través del éxito, ¿verdad?). Sin embargo, las personas que son capaces de formar una familia estructurada y funcional es más probable que sean capaces de encontrar ese éxito personal.

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