La vida es caprichosa. Para promover una buena causa, muchas veces se recurre a campañas multimillonarias cuyo resultado es, al menos, dudoso. En otras, y este es el caso, funciona mejor cuando surgen espontáneamente y se van abriendo camino por su propio peso. Un perfecto ejemplo es lo que ocurrió en Chile con un grupo de mujeres alertando sobre la violencia de la que son víctimas en un acto público que se hizo viral y traspasó fronteras y derribó idiomas.
Todo empezó el reciente 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, cuando un grupo de chilenas se reunieron frente a La Plaza de Armas de Santiago, organizadas por el Colectivo de Las Tesis, a coreografiar y cantar a todo pulmón el tema que se convertiría en un himno feminista. Se trata de «Un Violador en tu camino», cuya letra repite «y la culpa no era mía ni dónde estaba ni cómo vestía. El violador eres tú». Si bien está dedicada a las mujeres ultrajadas, la realidad es que se transformó en un canto de lucha de todos aquellos que son oprimidos, que son muchos más de lo que la gente sospecha.
Habrá que partir de la base que el ser humano tiende a no defender sus derechos, sobre todo porque en la mayoría de las ocasiones las víctimas son los más pobres, desamparados, miserables y, además, sin capacidad de unirse para pelear en un mismo frente, algo así como sucedía con las mujeres… Sin embargo, hoy empezamos a ser solidarias con nosotras mismas y nuestra voz va ganado fuerza aún en otros aspectos donde la solidaridad no siempre está a favor del que sufre o del desfavorecido.
Movimientos como Las Tesis son como un soplo de aire fresco dentro de un panorama plagado de instituciones y organismos que “velan por los derechos”, pero que casi nunca hacen nada más allá de sus supuestas buenas intenciones. Son tan burocráticas y lentas que no llegan a ser cortadoras de raíz de nada. Son políticamente correctas, con campañas de marketing de alto alcance, pero se quedan en la apariencia y no entran en la lucha real.
No hacen falta más campañas sino unión, una lucha de consignas. Es necesario que nos unamos a este grito de guerra y lo viralicemos, aprovechando la difusión que nos permite la tecnología actual. Es la globalización, no del dinero, la solución. Eso nos permitirá llegar a las masas que buscan Justicia y más empoderamiento y atención. En síntesis, una vida más justa para todos. El primer paso es fomentar la denuncia, ya que es la única forma de hacer Justicia y de generar cambios.
Para eso es necesario propagar las ideas y tratar de que no caigan más mártires en vano. Durante mucho tiempo, ser violada o abusada era un estigma, por eso se prefería callar. Así ha sido por mucho tiempo, porque se consideraba que la culpable era la mujer y estas no se apoyaban entre ellas mismas. Antes, por ejemplo, la mujer era mucho más vulnerable. Hoy el panorama es distinto: no solo se apoyan entre sí, sino que se ven apoyadas por el sexo masculino y la humanidad en general.
Hay que tener en cuenta que no solo son violadas mujeres sino hombres; y no sólo violaciones físicas, sino a los derechos en general, a la dignidad. Las agresiones son también a los animals, a la naturaleza. Canciones como Un violador en tu camino cumplen un propósito muy claro: concientizar, unir, declarar algo grave que está ocurriendo. Ayuda a abrir ojos, a destapar los oídos, a soltar la boca para divulgar injusticias y darles visibilidad. Es, en otras palabras, una excelente manera de propiciar el cambio a una sociedad más justa para hombres y mujeres, para la humanidad, para la conservación ambiental y para los animales.