
El fenómeno de las maras es la respuesta social colectiva a un conjunto de problemáticas individuales de diversa índole, pero que tienen algo en común: la sensación de marginación social que tienen numerosos adolescentes, y que les impulsa a constituir una especie de sociedad paralela, con su estructura, sus reglas y sus valores. ¿Y cuáles son los valores de una mara? Pues muchos de los nuestros, pero vividos de una forma distorsionada y radicalizada. A nivel interno, en esa sociedad paralela existen valores típicos de la familia, tales como integración e identificación con un grupo, sensación de pertenencia, protección, lealtad, autoestima, comprensión, ayuda, el compartir, etc.; de hecho, el integrante de la mara califica a la misma como «su familia», porque ahí encontró todos esos valores, tal vez por primera vez en su vida. Ello da a entender que la persona siempre necesita esos valores y los busca.
¿Cómo llega el adolescente, a veces niño, a la mara? Hablábamos antes de su sensación de marginación social. A los ojos de la sociedad pareciera que la pertenencia a la mara es la causa de la marginación, pero en realidad es al contrario; la integración a la mara es la consecuencia de la marginación que en forma sutil se ha ido produciendo prácticamente desde el día que nació, marginación que frecuentemente se inicia en el marco de las propias condiciones de marginalidad social en que vive la familia, frente a unas condiciones radicalmente opuestas de otro sector de la misma sociedad a la que pertenece, que deslumbran ante los ojos del niño, y a las que, en principio, prácticamente no tiene ninguna oportunidad de acceder. Este otro sector de la sociedad, por otra parte, inconscientemente fomenta la sensación de marginación mediante la fuerte presión comercial que ejerce, y la invitación a un consumismo al que el niño o adolescente no puede tener acceso.
Marginación que se gesta fundamentalmente en las condiciones de disfuncionalidad de una familia que no solamente no ofrece amparo al niño frente a esa sensación de marginación social, sino que no le ofrece estructura, ni por tanto integración, ni protección, ni afecto, ni lealtad, ni formación, ni proyección de futuro, ni casi ninguno de esos valores que necesita, lo que, además de provocar también la sensación de marginación familiar, limita en gran medida cualquier posibilidad de integración social en un futuro cercano, porque bajo esta sensación de marginación familiar y social la autoestima de la persona se deteriora enormemente, y el fracaso escolar es más que probable, lo cual daña aún más la autoestima.
En estas condiciones, aún cabe la posibilidad de que alguien, o él mismo, descubra por casualidad algún talento o habilidad que le permita la oportunidad reintegrarse; de lo contrario, si llega a haber una oportunidad (que las suele haber) de contacto del niño o adolescente con una mara, hay muchas probabilidades de que encuentre ahí, en personas con experiencias similares, la aceptación que nunca encontró ni en la familia ni en la sociedad; de que encuentre, en definitiva, la familia y la sociedad que no tuvo.
Antes de comentar, quiero felicitar y señalar mi adhesión a la publicación de la doctora, sin embargo deseo agregar, que esa marginación del cual comenta la escritora, es producto del sistema económico injusto y desigual, por otra parte nada menciona del imperio Norteamericano, responsable del hambre mundial y principal cómplice de todos estos gobiernos corruptos y serviles a sus intereses mezquinos y excluyentes, debo mencionar que el adolecente Salvadoreño emigra como ser humano y es devuelto hecho una Bestia, hijo adoptivo de otra bestia el injusto y corrupto sistema Americano, ejemplo de libertades cuyo costo social tiene un precio demasiado elevado, deseo señalar que el problema de las marás se profundizo en los gobiernos neoliberales de derecha en El Salvador, quienes jamás dieron atención a un fenómeno que hoy lamentamos tener entre nosotros, es con responsabilidad que debemos construir una sociedad de principios y valores, en donde el concepto de igualdad no sea una propaganda , si no el resultado de un proceso histórico real, cuyas estructuras se fundamenten en la trasformación económica y social
Gracias, Clovis. Comento las situaciones desde un punto de vista psicológico, y a veces social cuando lo social determina lo psicológico, pero ya no puedo entrar en el terreno politico para analizar las posibles causas de los problemas sociales. Sería ir demasiado lejos, salirme demasiado de lo que es mi área. Un saludo
Lo que mi amigo Clovis comenta en parte es real, pero un punto importante es que para algunos intereses de partidos, gobiernos y personas el problema de las maras es sinonimo de lucro, ganancia, corrupcion, ventajas, robo…etc. por eso les conviene que el problema se vuelva una pandemia.
apoyo la opion de la Dra. ya que es de suma importancia ese tema ya que en nuesrtra sociedad hay numera delicuencia…
el problema de las maras es tan serio que en estos tiempos esta muy peligroso salir a las calles con mayor segurida sin temor a que algo les pase en el camino o en las noches es cuando mas atacan las maras
las maras son felices echando la culpa alos de mas por todas sus maldades x k no dicen kson unos delicuentes k ya se acostunbraron vivir dela jente honreda trabajadora