Feb
24

OJO CON LOS PSICOESTIMULANTES EN LOS NIÑOS

Desde que para el control de los síntomas de la hiperactividad se descubrió la eficacia de ciertos psicoestimulantes, de los cuales el más conocido y usado es la Ritalina, estos fármacos han venido usándose como la panacea para el tratamiento de niños hiperactivos. Padres de familia y maestros se han dejado llevar por las aparentes bondades del mismo al comprobar, en principio, que los niños “se calman y dejan de molestar”, como entendiendo que “controlado el síntoma, solucionado el problema”.

A tal grado han deslumbrado los efectos de estos fármacos que en escuelas de algún país de nuestro entorno llegó a instituirse “la hora de la pastilla”, en la cual los alumnos recibían su dosis, con la que mejoraba su rendimiento. Incluso no pocos profesionales de la salud en todo el mundo, sin un estudio profundo de cada caso, optan por esta solución fácil, disfrazándola de varita mágica, sin observar los serios riesgos que conlleva.

Este tipo de psicoestimulantes afecta el sistema nervioso central; es de la familia de las anfetaminas y comparte sus efectos y sus peligros. Para nadie son ya un secreto las “aparentes bondades” de estos fármacos; sin embargo, sí parecieran ser un secreto, incluso para algunos profesionales de la salud, sus riesgos y posibles efectos colaterales negativos, que están ampliamente documentados.

Más allá de dichos efectos colaterales adversos, es preocupante el nivel de adicción que estos estimulantes crean, la cual se ejemplifica con el hecho conocido de que la interrupción repentina en su suministro provoca complicaciones y síndromes similares al síndrome de abstinencia que se produce al interrumpir a un drogadicto el suministro de su droga. Y no es tan exagerada la comparación con las drogas ilegales. Las autoridades estadounidenses reportan que este tipo de fármacos, triturados e inhalados con pajilla, se han convertido en los últimos tiempos en una de las drogas juveniles más utilizadas es ese país.

No es el fármaco en sí mismo el culpable de esta situación; al contrario, como todos los fármacos, ha sido concebido con objetivos sanos, para unas aplicaciones determinadas, y siempre bajo estricto control médico. No obstante, no podemos olvidar que los fármacos son drogas, y que su uso es muy delicado. Es el abuso, la comercialización incontrolada y una incorrecta interpretación de su aplicación, lo que genera el problema, y lo que ha llegado a provocar que en algunos países estos productos estén prohibidos, o en estudio de prohibición, o fuertemente restringidos. No tiene sentido escandalizarnos por la drogadicción juvenil a la vez que admitimos la drogadicción infantil por el uso inadecuado de estas sustancias “para que los niños estén tranquilos”.

2 thoughts on “OJO CON LOS PSICOESTIMULANTES EN LOS NIÑOS

  1. Por ese motivo no quise medicar a mi hijo, pues me lo diagnosticaron con Hiperactividad y la sicologa me dijo que habia que medicarlo y que si no lo medicaba no tenia sentido que lo siguiera llevando donde ella pues los dos tenian que ir de la mano, pero por eso nya no lo lleve donde la sicologa, pues no quide dopar a mi hijo, pues creo que pueden haber otras soluciones para que ellos mejoren, pues en mi caso lo cambie de colegio pues el tiene 4 años con 8 meses y hoy en el nuevo colegio si me dicen que no se sienta, que solo corriendo anda, pero no lo medique lo unico que trato de hacer es entenderlo y se que todo niño nunca esta quieto

  2. Silvia, creo que hay una incorrecta interpretación de su parte sobre lo escrito en el artículo de los psicoestimulantes. Le sugiero leerlo nuevamente, con especial atención al último párrafo. Todo medicamento puede, en alguna medida, considerarse una droga y sin embargo todos los tomamos. Todos aportan beneficios, pero al mismo tiempo todos o casi todos presentan efectos colaterales adversos, unos más que otros. Y precisamente por eso es que su uso debe ser estudiado y recetado cuidadosamente por un médico, y no usarse, especialmente en los niños, indiscriminadamente, como si fueran dulces, que es lo que muchas veces sucede, y a lo que yo me refería en el artículo. Si su hijo tiene hiperactividad, no piense que el problema se va a corregir por sí solo, y es un error resignarse pensando que todos los niños son inquietos. No es así. Tengo gran experiencia tratando niños hiperactivos, y creame que el problema tiende a complicarse de no haber tratamiento, pues empiezan a ser estigmatizados por su dificultad en la adaptación social y en el aprendizaje, y poco a poco van viéndose marginados por algo que ellos no pueden evitar. Las repercusiones a largo plazo, especialmente en la adolescencia, pueden ser muy negativas, y en muchos casos lo son, y ya no tanto por el problema original de la hiperactividad, que en muchos casos tiende a remitir en la adolescencia, sino por todos los daños psicológicos colaterales que se han ido desarrollando en él por no haber sido tratado. Los psicoestimulantes son efectivos (probablemente lo más efectivo) para el tratamiento de la hiperactividad, pero son medicamentos delicados si no se usan con cuidado, y por eso su uso es restringido mediante recetas controladas. Unicamente un médico especialista debe administrar su uso y dar seguimiento a sus efectos. Cuando usted menciona a la «psicóloga» no sé si se refiere a una psicóloga, o a una psiquiatra, a quienes muchas veces nos llaman psicólogas. Si es psicóloga, no está autorizada para recetar medicamentos. Si es psiquiatra, sí está autorizada, y es la especialista más adecuada para recetar y supervisar el uso de este tipo de medicamentos. Y estoy de acuerdo con ella en que tratamiento farmacológico y psicoterapéutico deben ir de la mano.

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