Quizás nunca como ahora se ha planteado la vejez como un problema para la familia, pero la situación de cada vez más ancianos pone de manifiesto una aparente problemática que, si no es más evidente, es porque aún conservamos cierta conciencia sobre lo vergonzoso de su esencia; aunque si cada vez es más aparente, es porque cada vez se va perdiendo más dicha conciencia.
Probablemente la causa del problema tiene una doble dimensión. Por un lado ese rechazo surge como consecuencia de los valores fundamentales de la cultura occidental actual, como el dinero, el poder, la productividad, la capacidad de trabajo, la eficacia, la imagen, la fuerza, el sexo, la diversión desenfrenada… precisamente aquellos inasequibles para la tercera edad. Al rechazo asociado a no poder estar a la altura de lo que dichos valores exigen, se une el rechazo a verse obligado a dedicarles una atención que nos restaría tiempo y energía para dedicarlo precisamente a esos valores que actualmente motivan a esta sociedad, mencionados anteriormente. Y si ello es cada vez mayor motivo de desatención a los hijos, no puede extrañar que lo sea con los ancianos.
Por otro lado, muchísimas personas afrontan esta etapa de su vida de una forma negativa y mentalmente poco saludable, y eso dificulta también la integración de los ancianos en la familia. En muchos casos eso es consecuencia de una falta de planificación y preparación para ello; en parte por no existir cultura de la planificación, y en parte porque es difícil que surja el estímulo para esa planificación cuando se entra en esa etapa sin asumirla, y no se asume porque se siente rechazo a ella, rechazo que, regado por la propia cultura y sus valores, ha germinado y crecido a lo largo de todas las etapas previas de la vida.
Asociada a la falta de planificación para la vejez está otra causa que suele dificultar la convivencia de los ancianos con la familia, y es la interferencia que en ocasiones provocan las personas mayores en el modelo educativo de los hijos. Debe tenerse claro que el modelo educativo y su aplicación y supervisión es entera responsabilidad de los padres. Los abuelos pueden ser excelentes aliados en esta tarea respetando y apoyando el modelo de los padres, pero boicotearlo o desacreditarlo es muy perjudicial para los hijos y suele traer conflictos.
A veces hay otra dificultad añadida para dicha integración, basada en una mala relación familiar durante las etapas anteriores, que no hace muy atractivo para la familia el acogerles. Situaciones de abandono, desatención o abuso de los hijos hacen que en la siguiente etapa de la vida éstos no sientan mayor nivel de compromiso del que sus progenitores sintieron tiempo atrás con ellos. O bien, el que la mala relación haya sido con la familia política suele suponer también un obstáculo para la integración.
La sana integración de los ancianos en la familia es lo natural, lo recomendable, y lo deseable, pero no necesariamente va a suceder por esa razón si no se dan las circunstancias propicias. Se han apuntado algunas causas que dificultan esa integración, causas en las que absolutamente todos, incluso los ancianos, debemos reflexionar.
Esta situación es complicada pues no todos los hijos sienten que cuidar a su padre en la vejez es su responsabilidad, estan tan ocupados con sus propios problemas que ya no hay espacio para otro «problema» mas.
Comunmente se cree que el padre es el que tendría que seguir ayudando al hijo asi este sea un anciano.
A veces pareciera que los mismos papas al sobreproteger tanto a sus hijos y resolverles todos los problemas los acostumbran a que nada les cueste y al momento de tener que hacer un sacrificio por sus padres (principalmente económico), no están dispuestos a hacerlo o sienten que nos les corresponde ese rol.
Gracias, Grisel; completamente de acuerdo.
La vejez…. una madre para cien hijos y no hay cien hijos para una madre…
Mi madre murio y se quedo mi padre con sus grandes limitaciones, un hombre que se ha pasado la vida trabajando para que no nos faltase de nada… y que tiene ahora?…
Al faltar mi madre se cogio a una chica que le ayuda parte del dia en casa ya que los hijos trabajamos ,tenemos hijos etc… y todo muy bien.. mis hermanos como está la chica, no se acuerdan de que tienen padre, yo trabajo y tengo un niño de dos años, yo soy el que la chica llama cuando a mi padre le hace falta algo, hay que sacar dinero para comprarle, necesita ropa etc los otros ni se enteran, si la chica tiene que librar por lo que sea ,soy yo el que se encarga de todo, ellos ni se preocupan, es más, si la chica les llama para cualquier cosa le dicen que me llame a mi, hasta para pagarle a ella… solo van para sacarle el dinero para el cumpleaños de sus hijos, para eso si saben ir a sacarle dinero del banco, pero no para ir a comprarle unas zapatillas al pobre hombre… se van a la casa que tiene mi padre en la sierra y a el ni se lo llevan, sabiendo que el esta loco por ir… A mi esto me ocasiona discusiones en casa con mi mujer, del tipo… eres tonto, siempre vas tu a todo, te toman el pelo y no sabes pantarles cara a tus hermanos, yo no quiero discutir con ellos y es imposible hablar del tema sin hacerlo, ya que ellos piensan que teniendo a la cuidadora ya esta todo hecho y eso libra de su conciencia todo tipo de culpabilidad… para postre cuando hacen algo por poco que sea lo publican a bombo y platillo para que todo el mundo se entere… Esto es injusto, es injusto que se comporten asi. Yo voy a verle a cuidarle cuando la cuidadora no esta, me preocupo de lo que necesita… si hablas con ellos uno dice que el otro tampoco hace y viceversa y yo al final pienso que se vayan a paseo los dos, que las cosas se tienen que hacer con el corazón y no por obligación, que ya veremos ellos cuando lleguen a mayores a ver que sucede… Pero lo paso francamente mal, sobre todo por las discusiones que todo ello provoca con mi mujer.