Cortesia Lic. Margarita Lopez , Psicologa clinica
La vida lleva consigo un conjunto de vivencias, aprendizajes, luchas, éxitos, fracasos, dentro de un espacio y en un tiempo determinado, donde se comparte el día a día junto a otras personas: familiares, amigos y allegados, pasando por el desconocido que se acerca en medio de la calle o el que viaja en el asiento de junto de un transporte público. Este ‘mundo circundante’ ofrece seguridad existencial al individuo y garantiza el desarrollo de un sentido de vida, por ser el mundo al cual estamos habituados a vivir en forma estable y rutinaria, fuera de posibles situaciones de riesgos, duda o incertidumbre. El sentido de la vida surge por la necesidad de dar solución a los problemas que tenga una colectividad o un individuo en particular. Constituye la respuesta ofrecida a las preguntas o problemas que implica la vida: ¿por qué vivir? ¿Para qué vivir? ¿Quién soy? ¿De dónde vengo y a dónde voy? ¿Qué hacer con mi vida? ¿Qué camino seguir? ¿Qué hacer para sobrevivir? La construcción de un sentido de vida se inicia en la socialización primaria (familia), la cual posibilita una base ontológica sólida que ofrezca seguridad y certidumbre existencial, como punto de arranque para la definición de la identidad del yo y sentido de vida El desarrollo de un sentido de la vida puede verse frustrado en la medida en que las metas, anhelos o expectativas de vida no sean realizados o nuestros parámetros de vida de seguridad y certidumbre sean afectados por situaciones de ‘crisis’ donde no se cuenta con las herramientas adecuadas para afrontarlos. En tales situaciones, la presencia de un conjunto de sensaciones y cambios en nuestro día a día, surgen como ‘síntomas’ de un estado de frustración existencial que afecta nuestro sentido de vida Hay que tomar en cuenta además que ese vació existencial tiene un orígen y conlleva razones psicológicas, filosóficas,culturales y sociales…por lo que en cada persona su “vacío” tendrá su significado.