Cortesia: Lic. en Ciencias Economicas
A lo hecho… pecho. Un nuevo capítulo por escribirse en la historia de El Salvador
Por Luis Montes Brito
Este famoso refrán español de antigua data aunque más vigente que nunca es de aquellas frases, enseñanzas o experiencias que deben acompañarnos permanentemente en el ir y devenir de la vida. Recientemente en mi querida patria El Salvador, una muy independiente Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia, entre varias resoluciones que juntas se convirtieron en un “terremoto” jurídico, decidieron dejar sin efecto la Ley de Amnistía, la cual sirvió de base para alcanzar los acuerdos de paz que pusieron fin a doce años de conflicto armado.
Ahora muchos auguran el fenómeno que puede ocasionar dicho terremoto: no pocos pronostican un tsunami, en este caso de demandas legales, persecuciones, vendettas; mientras otros vaticinan simples “réplicas” que abonarán a profundizar el clima de intranquilidad, zozobra y polarización en que ya se desenvuelve el diario vivir de los salvadoreños.
Voy a intentar no caer en la tentación de entrar en la polémica de si fue prudente o inconveniente la derogatoria; si fue justa o injusta, si corresponde más a un deseo de venganza que de justicia, si debe prevalecer la “prudencia” sobre el derecho, etc., etc., etc.
Pienso que ante una decisión tomada, la cual es irreversible y de serias repercusiones, lo correspondiente no es perder el tiempo discutiendo cómo, cuándo y por qué pasó, es hora de asumir la nueva realidad, de decir “a lo hecho, pecho” y prepararse cada quien para enfrentar las consecuencias de dicha resolución.
La decisión tomada aunque influye políticamente tiene una base jurídica por lo cual los interesados en acusar o defenderse deben prepararse en tal sentido. Políticamente debe velarse porque a los acusados se les respeten sus derechos, se cumplan términos, rigor técnico y forense requeridos para sustentar acusaciones de semejante envergadura además de garantizar que se cumplan a cabalidad en todas sus partes los debidos procesos.
Cómo resolverá esto el país? Es parte de la discusión que debería estar en el medio; cuenta con los recursos humanos, técnicos e institucionales suficientes para enfrentar este hecho extraordinario? Se buscará justicia, entendiendo por ésta igualdad de derechos para todos?, o se convertirá en una herramienta más de la guerra política en contra de los oponentes y ex adversarios?.
Quienes serán los jueces, los fiscales representantes del Estado que participarán en los casos? Para que sea justo deberían informar a la población suficiente y oportunamente qué es un crimen de lesa humanidad, cuáles delitos pueden ser perseguidos. Se buscará responsabilidad solo de autores materiales o también de autores intelectuales? abarcará a los comandantes
generales? o éstos serán declarados de entrada libres de toda culpa tal si no hubieran participado en el conflicto?
Cómo explicarán cuáles vidas de ciudadanos asesinados durante el conflicto tienen más valor que otras, traducido en importancia para priorizar casos? Recibirán justicia aquellos salvadoreños de a pie que no los respalda ninguna organización millonaria? Se buscará justicia a medias o de apariencia? Justicia ideologizada o verdadera Justicia?
De acuerdo a lo que se ve en mi país diariamente, y repetido en distintos foros por prestigiosos organismos internacionales, nuestro sistema de Justicia sigue siendo precario. Será interesante entonces, sino triste o de mal gusto conocer que resulta de todo esto.
Ante lo hecho pecho. Veremos realmente el pecho de quién o quienes caerán ante el hecho de la derogatoria y los efectos provenientes de la misma. El pueblo y la comunidad internacional estarán observando.