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EL POR QUE DE LOS LIMITES EN LA EDUCACION

Hoy les había ofrecido ahondar en las consecuencias de no ser estables y firmes con las negativas a los hijos, sobre todo en edades muy tempranas de su desarollo. Cuando el niño está en el útero materno existe una clara delimitación de su espacio; debido a eso, cuando nacen procuramos no dejarlos en espacios grandes (cama, cuna) por si solos sino que les damos «seguridad» con almohaditas que colocamos a su alrededor para que se sientan «seguros». A medida que el niño va creciendo, su espacio también va aumentando, pero la necesidad de marcar espacios también es una necesidad emocional. Las rutinas para alimentarlo, asearlo, dormirlo, sacarlo a pasear, etc., le proporcionan equilibrio y confort, ya que sabe a qué atenerse. Aunque sus conceptos de tiempo no son tan estructurados como en el adulto, sí son lo suficientemente claros para que tenga una idea bastante precisa de qué ocurrirá en cada momento de su corta vida.

Cuando los padres transgreden estos elementales esquemas rutinarios, el niño no sabe qué esperar, y empieza a manifestarse en ellos la tensión, ansiedad y angustia, que, a su vez, descontrolan más a los cuidadores, hasta puntos en los cuales la mas pequeña rutina constituye un caos de establecer, ya que ambas partes están alteradas. Esto produce conductas de rechazo o berrinches, con la consecuente molestia de ambas partes. La demanda alterada hace que los niños sean cada vez más rebeldes, ya que constantemente retan a sus cuidadores para obtener lo que desean y en el momento que lo desean. A veces accedemos y otras nos rebelamos, lo que produce más rebeldía en ellos. Una rebeldía que es síntoma de inseguridad, ya que nunca saben qué lograrán cada vez, hasta dónde los padres o madres podrán resistir antes de flaquear y terminar cediendo, ni tampoco qué es lo que realmente deben o no deben demandar.

Si todo esto continúa se termina convirtiendo en el patrón familiar educativo. Nuestros hijos irán creciendo rebeldes (han aprendido el juego de «tal vez me salgo con la mía si tiro de la cuerda un poco más») e inseguros, ya que ante extraños (que no los quiere como sus padres o madres) no saben cómo comportarse y sentirse bien. En estas condiciones es difícil criar buenos hijos, y ciudadanos de bien, ya que buscarán como transguedir las leyes sociales para salirse con la suya, pero además, el trato con los demás estará marcado con este «Tira y encoge». Muchos de los hijos provenientes de este tipo de hogares no encajan en el ámbito escolar y/o laboral. En el próximo artículo hablaremos de cómo preparar a los hijos para que sean exitosos al conducirse en los ámbitos escolar y laboral.

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