Ante la situación que vive el país, se agradece la entrega de todas las buenas personas que se dedican a ayudar en la medida de lo posible, y al mismo tiempo se encoge el corazón al escuchar como los «amigos de lo ajeno» están asaltando indiscriminadamente, incluso camiones de ayuda a damnificados. No solamente son vulgares criminales, sino que se convierten en asesinos, ya que se trata de ayuda básica que puede salvar vidas. Además, si analizamos las causas del por qué las personas que deben evacuar no lo hacen, son precisamente las mismas, el temor a que los ladrones se aprovechen de su desgracia y les roben todas sus pertenencias.
Qué podemos esperar en un país donde tanta gente ha perdido la vergüenza y los valores? Muchas veces roban simplemente solo porque vieron la oportunidad, sin que realmente necesiten hacerlo. El otro día que me encontraba visitando a un ser querido en una institución adonde se requiere de pase para entrar tuve la oportunidad observar que a una pobre señora le robaron su tarjeta mientras se lavaba las manos para entrar a ver a su pariente. El ladrón tiene que haber sido alguien que también andaba de visita y que, o perdió una de sus tarjetas, o simplemente deseaba tener una extra. También se observa la desobediencia ciega solo porque «a mi nadie me dice lo que tengo que hacer». Hay personas paradas al borde de quebradas para ver como estas se desbordan, desobedeciendo a los socorristas y dando trabajo extraordinario e innecesario de vigilarlos y hasta rescatarlos cuando sucede lo temido. Ello también incrementa el numero de víctimas.
Reflexionemos en nuestra cultura y cambiemos los aspectos negativos, no somos pobres solamente por falta de dinero sino y sobretodo por falta de previsión, respeto, responsabilidad, y, en definitiva, educación, y ello es un problema que se puede observar fundamentalmente en personas que crecieron en un ambiente familiar muy desfavorable o que vienen al mundo por puro accidente o irresponsabilidad, sin ser deseados, y sin tener posibilidad, ni siquiera capacidad ni deseo de educarlos. La falta de educación, previsión, responsabilidad y respeto no puede ser ya más la justificación de las desgracias del país sin hacer nada por que eso cambie. El origen del problema es claro. Empecemos construyendo una gran nación de puertas para adentro de nuestros hogares, y no solo llenándonos la boca con su nombre y cantando el himno con la mano en el pecho. ¿Saludemos la patria orgullosos? ¿De qué?.