May
30

TE AMÉ AL MORIR

A medida que nos vamos haciendo mayores y algunos de nuestros seres queridos nos van dejando, frecuentemente nos planteamos por qué cuando esos seres queridos estaban vivos pasábamos discutiendo con ellos, a veces enfrentados, y destacando sus cosas negativas, y luego, después de fallecidos, los recordamos con emoción, rescatando todo lo positivo, y sin recordar lo que no nos agradaba de ellos, ni aquellos aspectos que nos ponían en conflicto. Pareciera que cuando tenemos lo positivo y lo negativo, pesa más esto último, y cuando nos faltan ambas cosas, es lo positivo lo que más nos falta.

“En vida, hermano, en vida”; como dijo algún poeta. En vida es cuando debemos intentar “cambiar el chip”. Todo ser humano, incluido uno mismo, por supuesto, tiene cualidades y defectos, y cuando se convive con alguien, se convive con las dos caras de la misma moneda. Vivir viendo la cara o la cruz es decisión nuestra. Imaginemos qué opción elegiríamos si supiéramos que hoy es el último día de nuestras vidas. ¿Por qué esperamos al último día para tomar esa opción?

La cruz de la moneda no va a dejar de estar ahí simplemente por rechazarla. No tiene caso vivir amargados y amargando a nuestro alrededor si decidimos continuar viviendo con ellos porque son nuestros parientes. La vida es muy corta para dejar de disfrutar, y aunque parezca raro el consejo, el tratar de hacer de cada día un día de felicidad o al menos algo agradable que recordar es una práctica consciente a la que uno se acostumbra, y que hace la diferencia. Si no lo hacemos conscientemente, nuestro inconsciente frecuentemente nos lleva al victimismo, a tratar de buscar la satisfacción en resaltar “nuestra desgracia”, aun cuando ésta consista únicamente en tener que convivir con algún defecto de quienes viven con nosotros.

Aun cuando atravesamos las peores catástrofes, siempre surge algo hermoso, entrañable que surge en la adversidad. La sonrisa de  un niño, la caricia a una mascota, la bondad de alguna persona, el sentimiento de unión y solidaridad que aparece en dichas circunstancias… en fin, solo debemos de estar receptivos y tratar de disfrutar al máximo eso que realmente nos puede  hacer felices, así como dejamos el ultimo bocado de un sabroso alimento para paladearlo y retener el buen sabor de boca.

La vida es una hoja en blanco donde escribimos lo que deseamos escribir. Tal vez alguien reciba una rosa y solo se queje de las espinas; otros podrán apreciar el aroma, el color, la textura, etc. Después, al final, algunos solo verán los pétalos marchitos o secos, y los tirarán. Otros aun los recogerán y serán felices guardándolos entre las hojas de un libro, o harán un cuadro con ellos. Yo creo que el sufrimiento nos permite disfrutar aun más los momentos de alegría o paz que tengamos. Tratar de ser feliz, es muy sano, y es una decisión personal. Hay quienes gastan fortunas intentándolo, sin éxito normalmente. Otros lo consiguen gratis en base a apreciar las cosas sencillas en vez de a costa de consumir y derrochar. Aprendamos a disfrutar en vida de las personas que nos rodean y no las extrañaremos tanto al morir.

3 thoughts on “TE AMÉ AL MORIR

  1. Todos no savemos valoras lo que tenemos hasta que lo emos perdido es momento de reflexionar y sobretod buscar la comunion con el dador de la vida el Dios todopoderoso que Dios nos Bendiga a todos en donde quiera que nos encontremos » GRASIAS»

  2. Excelente articulo que debo compartir. Gracias por escribirlo.
    Bendiciones

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